
La tensión extrema sin salida se produce en la mente, que no puede acceder sino conceptual o lingüísticamente a las cosas, que no puede sino metaforizarlas, representárselas, y representárselas así, en una estructura circular de conceptos y palabras de la que no puede salir y donde no están realmente ellas. (¿Importa tanto lo real? ¿No es otro concepto más?
Si no se preguntara uno con tanta insistencia -innecesaria- por ello desaparecerían, sin sentido, la mayoría de los problemas y tensiones del lenguaje.
¿Cómo salir de la ilusión sin falsas ilusiones? ¿Cómo salir de sí, del círculo del pensamiento y del lenguaje? Todas las salidas del círculo van al infinito de sus rodadas. La voluntad de poder y de vida (voluntad trágica -por su autenticidad- de consciencia y de asunción de lo real tal cual es -como ilusión, decíamos-) va siempre unida al eterno retorno, y todas sus ansias van a dar y se pierden a él. Todas esas ansias o ilusiones que se resumen en el deseo supremo de imprimir al devenir el carácter del ser: "ésa es la voluntad suprema de poder", dice Nietzsche. Una voluntad que se encierra definitivamente en el círculo: "que todo vuelve es la aproximación suprema de un mundo del devenir a uno del ser, la cumbre de la consideración de las cosas".Y lo que vuelve siempre, vuelva lo que vuelva en cada caso, es el pensar mismo y su lenguaje. Y lo que ha de caracterizar esencialmente ese pensar no degenerado es la perspectiva del círculo, su consciencia (ésa es su voluntad de poder como cumbre de la consideración de las cosas): la conciencia de soledad o encierro del pensador que sabe que el pensar es definitivo, que no se puede sino pensar y que lo pensado es siempre algo pensado.”
(ISIDORO REGUERA: Metafísica trágica y Metafísica digital del lenguaje (El círculo nietzscheano y la reversibilidad virtual)
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