"No, en todo esto ni había estado enloquecida ni fuera de mí. Se trataba solamente de una meditación visual. El peligro de meditar es, sin quererlo, comenzar a pensar, y pensar no es ya meditar, pensar dirige hacia un objetivo. Lo menos peligroso es, en la meditación, "ver" lo que prescinde de palabras de pensamiento. Sé que existe ahora un microscopio electrónico que muestra la imagen de un objeto ciento sesenta mil veces mayor que su tamaño natural, pero no llamaré alucinatoria a la visión que se tiene a través de ese microscopio, incluso aunque no se reconozca ya el pequeño objeto que el microscopio aumentó de tamaño monstruosamente. ¿Y si me hubise engañado en mi meditación visual? Absolutamente probable. Mas también en mis visiones puramente ópticas, de una silla o de un jarrón, soy vícitma del error: mi testimonio visual de un jarrón o de una silla es erróeno en varios puntos. El error es uno de mis modos fatales de trabajo. Me senté nuevamente en la cama. Mas ahora, mirando la cucaracha, sabía ya mucho más. (...) Si tú pudieses saber a través de mí, sin necesitar antes ser torturado, sin tener antes que ser partido en dos por la puerta de un armario, sin que antes sean quebradas tus envolturas de miedo que con el tiempo se fueron secando y transformando en envolturas de piedra, tal como las mías tuvieron que ser quebradas bajo la fuerza de una tenaza para que yo llegase a lo tierno neutro de mí ,si tú pudieses saber a través de mí...entonces aprende de mí, que tuve que permanecer totalmente expuesta y perder todas mis maletas con sus iniciales grabadas."
Clarice Lispector: La pasión según Gh, Aleph editores, Barcelona, 2005, pp.98-101
No hay comentarios:
Publicar un comentario